El miércoles, en uno de los múltiples chats de WhatsApp que viven en mi móvil, recibí un curioso mensaje. Hablaba de una de las medidas del programa electoral de Podemos que propone la eliminación de las subvenciones a la enseñanza privada como una de sus principales medidas económicas. Hasta aquí todo correcto. Lo que me sorprendió era la reflexión final del mensaje donde se afirmaba con una rotundidad pasmosa los puestos de trabajo que se iban a ver afectados por la misma y el número de niños que no podrían elegir donde estudiar. Además de cerrar con el ya manido “Pásalo”.
Me he tomado la molestia de leerme el citado programa electoral y, sólo a nivel informativo, os reproduzco el artículo al que se refería el mensaje porque “algo” se quedó en el tintero.
Ya cada uno que piense lo que quiera. Este mensaje no fue sino un pequeño petardo dentro de la gran traca que se desató en todo tipo de medios después de los resultados de la encuesta del CIS, que situaba a Podemos como la primera formación política en intención de voto directa. Vaya por delante que no me creo nada de estas encuestas, me parecen oportunistas, en la mayoría de ocasiones partidistas y de resultados muy cuestionables. Lo que sí es cierto es que cada vez que sale el nombre de Podemos en algún sondeo de este tipo sube el pan y se pone en marcha un movimiento patriótico por la defensa de nuestra democracia que, sinceramente, me sorprende. Podríamos decir que sube el pan o que se pone en peligro nuestro sistema democrático, como diría la Secretaria General del Partido Popular, María Dolores de Cospedal.