Madrid, 12 de diciembre de 2013, 22 horas. En el Palacio de los Deportes se entregan los Premios 40 Principales, que reunieron entre otros a Melendi, Pablo Alborán, Malú, Estopa o Dani Martín. Al otro lado de la ciudad, en La Riviera, Supersubmarina repetía lleno por segunda noche consecutiva convocando cerca de 2.500 personas para despedir su gira. No deja de ser una mera coincidencia que para mí no lo fue tanto.
Los 40 Principales, nos guste o no, siempre han sido un referente en el panorama musical español. La principal preocupación de muchos sellos era que sus artistas, por lo menos, sonasen en los 40. El estar entre los “40” primeros ya eran palabras mayores (o cifras con más ceros, como queráis verlo). Yo era seguidor fiel de los 40, aunque he de reconocer más de un desliz con alguna cinta que rulaba por mi clase (desde Juampa y Extremoduro hasta Ismael Serrano y Paco Bello, “casi ná”). Su táctica no era otra que repetir una y otra vez la canción del grupo que debía “pegar” en cada momento hasta que a fuerza de escucharla te acababa gustando. Casi por inercia, y en un ejercicio más propio de un zombie que de una persona, te ibas de cabeza al “espacio de música de El Corte Inglés”, donde milagrosamente también sonaba, y acababas comprando un CD del que, probablemnete, sólo te gustase esa canción. Eran otros tiempos.