Hoy se agarra a un clavo ardiendo Laurita Palmer, gran amiga y, casi, mejor escritora. La podéis descubrir en su blog En la Palmera.
Desde que llegué a la capital allá por 1999, si hay algo que ha seguido impertérrito en el Metro, no han sido sus trenes, tampoco sus amables taquilleras, ni siquiera las escaleras o pasillos eléctricos, que los cambian de vez en cuando. Si hay algo que merecería estar en cualquier guía turística de Madrid, al igual que los hermanos heavies de Gran Vía, es el cartel de la academia de español para extranjeros que desde hace años adorna los pasillos del suburbano. De hecho, si hay alguien que ha velado nuestras vueltas a casa tras una noche de botellón universitario ésas han sido las chicas de ese cartel. Sonrientes, con la mirada limpia, con una camiseta de tirantes de escote decente, de esos que se acogen al Sexto Mandamiento, y dejando entrever un rollo de camaradería-sin-más con sus compañeros (probablemente procedentes de Europa del Este y con una camiseta blanca de algodón para ser más inmaculados).